Yerushalaim Shel Zahav o Jerusalén de Oro es el nombre por el que muchos judíos la conocen, después de una canción que tuvo mucho éxito escrita por Naomi Shemer en 1967. Esta ciudad derrocha historia y tradición, lo que se puede apreciar caminando por la mayor parte de sus calles.
Nos hospedamos muy cerca del Shuk Mahane Yeduda, un mercado callejero increíble. Un lugar donde encontrar una gran variedad de productos de primera: especias, dulces, panes, semillas de todos los tipos, verduras, y frutas frescas y secas entre otros.
La gastronomía Israelí mezcla lo mejor de la dieta mediterránea con la tradición y la antigüedad del mundo árabe/judío. Sin contar que la enorme mezcla de pueblos y culturas hace que su alimentación sea muy variada e interesante. En esta galería vais a encontrar imágenes de los productos del mercado y de algunas de las delicias que tuvimos el gusto de probar en sus puestos callejeros: una ‘empanadilla’ de masa filo rellena de puré de patata y huevo que fríen con increíble destreza y está espectacular, y dos variedades de sándwiches de pan pita : uno de ellos relleno de coliflor asada, y el segundo de carne asada con encurtidos. ¡Deliciosos!
El Kotel, muro de las lamentaciones, es un lugar sagrado para las tres religiones: Judía, Islámica y Católica. Tuvimos la suerte de presenciar un Shabat, que es el día sagrado para los judíos. Un momento en el que se aglomeran muchos fieles para orar mientras otros cantan y bailan, y en el que se hace palpable la fuerza de la fé.
Son típicas en Israel las Mezzes, todo tipo de pequeños platos que se sirven como entrantes (en la foto los estamos degustando con mi familia, viajamos juntos esta vez!), y entre los platos fuertes aquí podéis ver un plato tradicional, el Marak Kibbeh, que son bolas de carne recubiertas de sémola de trigo y servidas en una sopa de remolacha y tomate. Introducido en Israel desde el norte de África otro plato muy conocido en el país es la Shakshuka: se compone de verduras pochadas con pimentón, especias, y tomates frescos que se termina añadiendo huevos, y se toma principalmente como desayuno acompañada de pan de pita. No podían faltar el hummus con pollo, falafel y una buena ensalada para acompañar.
En una de las entradas a la ciudad Vieja, se encuentra la Puerta de Jaffa y al lado está la Torre de David, construida en el siglo II a.c. para proteger la ciudad. Fuimos a una presentación audiovisual nocturna que usa el propio escenario para contar la historia del Rey David que nos impresionó y encantó a todos.
Como no todo es alegría fuimos al museo del holocausto. Doloroso pero necesario, al final la historia está para ser contada…
Descubrimos la BeerBazaar callejeando, un local muy joven y de moda con varias ubicaciones en Jerusalén, en el que probamos diferentes cervezas artesanales israelís algunas de ellas de elaboración propia.
Israel para muchos es un destino impensable pero les invito a conocer un poquito de nuestras experiencias y animarse a visitar una de las ciudades más antiguas del mundo.
– TATA –